Y hace apenas unos días que hemos conocido la nueva versión, que ha centrado sus esfuerzos en la necesidad (y la ambición) que tiene el Sector por reducir las emisiones de dióxido de carbono (CO2), en línea con el Acuerdo de París de aquí a 2050.
Se manejan previsiones conservadoras y otras mucho más agresivas
Con la intención de prever todos los escenarios, la entidad plantea dos opciones: una Ambición Actual y un escenario de Alta Ambición.
El primero de ellos plantea la pregunta de cómo podrían evolucionar la demanda de transporte y las emisiones en las próximas décadas si las políticas de transportes siguen su curso actual, reconociendo la conciencia común generalizada en el Sector hacia la descarbonización y teniendo en cuenta las políticas existentes y los compromisos en directivas de gobernanza nacionales y regionales, estrategias gubernamentales y leyes.
Se constata al respecto que muchos de los planes que ya están en marcha no avanzan a la velocidad que sería deseable, con la previsión de que se ralenticen aún más los que abarcan una mayor internacionalización. Las medidas del escenario Ambición Actual incluyen políticas o desarrollos tecnológicos dirigidos a sustituir los vehículos con motor de combustión interna (ICE); gestión de la demanda y la promoción del cambio de modo de transporte; inversión en alternativas atractivas y sostenibles para el automóvil privado; y mejorando la eficiencia y las operaciones para reducir la intensidad de carbono.
Con todo ello, esboza la senda de políticas prevista en el escenario de Ambición Actual para las tres próximas décadas.
El escenario de Alta Ambición
Este segundo escenario de Alta Ambición analiza los resultados de implementar políticas más ambiciosas para descarbonizar el Sector del transporte, acelerando los plazos o ampliando su dimensión para conseguir desarrollos y comportamientos de viaje más sostenibles.
Los Avances de 2030 tomados como referencia incluyen objetivos ambiciosos para poner fin a las nuevas ventas de vehículos con motores de combustión interna tanto para flotas de pasajeros como de mercancías, el despliegue de combustibles sostenibles para la aviación y la adopción de combustibles de emisiones cero para el transporte marítimo.

