Así, la mitad de nuestras emisiones de gases de efecto invernadero, el 90% de la pérdida de biodiversidad y el estrés hídrico son consecuencia de la extracción y producción de recursos. Las ambiciosas medidas de economía circular ofrecen una clara oportunidad para reducir esta dependencia. Sin embargo, los cambios sistémicos en nuestros modelos de producción y consumo están aún lejos de ser una realidad. Se calcula que la tasa de uso de materiales circulares en Europa sigue siendo inferior al 12%, algo que se debe mejorar y que, en cierto modo, también afecta al transporte por carretera.
Pero el Pacto Verde Europeo ha ofrecido oportunidades clave para apoyar una transición hacia una economía circular que respete los límites de nuestro planeta, aunque es crucial que Bélgica asuma la responsabilidad de finalizar las políticas pendientes del Green Deal y del Plan de Acción de Economía Circular, así como de proporcionar una visión creíble de hacia dónde deben llevar los legisladores europeos la política medioambiental en el futuro.
Esas medidas deben llevarnos mucho más allá del reciclaje y la eficiencia, hacia cambios sistémicos que prioricen la prevención de residuos, la reutilización, la renovación y la reparación.
Sugerencias
Entre las cuestiones planteadas por la EBB a la presidencia belga de la Unión, se encuentra la petición de que la Comisión Europea proponga objetivos vinculantes a medio y largo plazo de la UE basados en la ciencia para la reducción de las materias primas primarias y los impactos medioambientales.
Del mismo modo, se deberían concluir los diálogos tripartitos sobre las Normas Comunes de Fomento de la Reparación de Bienes con medidas que garanticen un acceso equitativo a las herramientas, la información y las piezas de recambio para todos, así como adoptar el Reglamento sobre envases y residuos de envases, para conseguir que todos los envases sean reutilizables o reciclables para 2030.
Envases, materias primas, reciclaje… Muchos son los campos abiertos
Las dos últimas cuestiones tienen que ver con la Ley de Materias Primas Críticas (CRMA), que debe garantizar que las evaluaciones de impacto ambiental y los requisitos existentes se mantengan en los proyectos estratégicos. Las soluciones para mitigar la demanda de materias primas deben contribuir a una mayor resiliencia y a un menor impacto medioambiental de la UE, y finalmente adoptar un enfoque ambicioso de la propuesta de Reglamento sobre los requisitos de circularidad para el diseño de vehículos y la gestión de los vehículos al final de su vida útil, garantizando medidas específicas más claras sobre reutilización y reparación; el intercambio de información y la trazabilidad de las obligaciones de RPE con socios comerciales no pertenecientes a la UE; la armonización del pasaporte de circularidad para los vehículos con el pasaporte digital de productos propuesto en el marco del Reglamento sobre diseño ecológico de productos sostenibles; y el tratamiento de las sustancias preocupantes, más allá de las restricciones sobre metales pesados.

