Sin movilidad, las personas no pueden acceder a todo aquello que necesitan, desde el colegio (sí, no todo el mundo vive en las ciudades y lleva a sus niños y niñas al colegio del barrio) a la sanidad, pasando por el ocio y el trabajo. Y esa movilidad depende, en gran medida, de las conexiones por carretera. El avión o el AVE están muy bien, nadie lo cuestiona, pero aunque parezca una obviedad, no llegan a todas partes. De hecho, no llegan a casi ninguna. Ni lo harán.
Por el contrario, el autocar visita todas las poblaciones españolas de más de 50 habitantes. Con mayor o menor frecuencia, pero ahí está. Es un hecho, un dato objetivo.
Malas decisiones
Entonces, ¿por qué las partidas presupuestarias más cuantiosas se destinan a modos de transporte que no son útiles a la mayor parte de la población? ¿Qué necesidad tiene la sociedad española de contar con un transporte ferroviario de alta velocidad entre Madrid y los principales puntos cardinales, si las empresas de transporte que luego tienen que llevar a esos viajeros desde las estaciones a sus ciudades y pueblos, no tienen cómo sobrevivir?
El Sector merece ayudas acorde a su reconocimiento y papel social. Es de justicia
Es muy provechoso para algunos realizar grandilocuentes declaraciones sobre la valía del transporte por carretera, su esencial papel garantizando la movilidad en las peores circunstancias y reconociendo la importancia que tiene para la sociedad. Pero luego, a la hora de corresponder todo eso con las ayudas y subvenciones necesarias, que paliarían (nunca evitarían) el agujero que la pandemia ha provocado en las cuentas de resultados de sus empresarios, parece que las buenas palabras se las lleva el viento. Demasiado deprisa, incluso.
¿Qué mal ha cometido el Sector para que sea ignorado? ¿Cuál es la razón para que no se ayude a quien más lo necesita? La labor de Confebus y del resto de Organizaciones empresariales ha sido ejemplar en estos dos últimos años, consiguiendo que el Transporte de viajeros fuera de los primeros sectores en recibir apoyo. Sin embargo, tal ayuda es insuficiente, como demuestra que, una vez conocidos los Presupuestos del Mitma para 2022, haya sido necesario realizar enmiendas y peticiones por la vía de urgencia para que las cuantías para el Sector sean más importantes.
Porque el Sector lo merece, porque es de justicia y porque, en caso contrario, el equilibrio en el estado del bienestar está en riesgo. No parece que sean necesarias más explicaciones. ¿O sí?

