La norma, clave para desbloquear 10.000 millones de fondos europeos, impulsa planes de movilidad al trabajo, limita los vuelos cortos y refuerza el uso del tren y la movilidad activa
El Congreso ha aprobado este miércoles la ley de movilidad sostenible, una norma considerada clave para el futuro del transporte en España y para el cumplimiento de los compromisos climáticos asumidos ante la Unión Europea. El nuevo texto legal declara por primera vez la movilidad como un derecho ciudadano, situándola al mismo nivel que otros servicios públicos esenciales, y establece un marco para avanzar hacia un sistema de desplazamientos más limpio, eficiente, seguro e inclusivo. La ley obliga a las grandes empresas a elaborar planes de movilidad al trabajo que favorezcan el uso del transporte público, la bicicleta o los trayectos a pie; promueve la reducción de vuelos cortos con alternativa ferroviaria inferior a dos horas y media, e impulsa la creación de zonas de bajas emisiones en las ciudades.
El Congreso de los Diputados ha aprobado la ley de movilidad sostenible, una norma que marca un punto de inflexión en la política de transporte española al declarar la movilidad como un nuevo derecho de los ciudadanos. El texto, promovido por el Ministerio de Transportes, pretende transformar la forma en la que se planifican los desplazamientos en todo el país, con el objetivo de reducir las emisiones, mejorar la eficiencia energética y fomentar medios de transporte más limpios y accesibles.
Un nuevo marco legal para una movilidad más sostenible
La nueva ley se enmarca en los compromisos del Gobierno con la transición ecológica y la descarbonización del transporte, y es además un requisito para desbloquear 10.000 millones de euros de fondos europeos vinculados al Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia.
‘Permitirá avanzar hacia una movilidad más limpia, segura, conectada y equitativa’
Entre las principales medidas, la norma introduce los planes de movilidad sostenible al trabajo, que deberán elaborar muchas empresas para facilitar que sus empleados acudan al centro laboral a pie, en bicicleta, transporte público o mediante fórmulas de coche compartido. Asimismo, el texto prevé que el Gobierno estudie la reducción de los vuelos cortos en los que exista una alternativa ferroviaria inferior a dos horas y media, así como el relanzamiento de los trenes nocturnos que conecten España con diversas ciudades europeas, en línea con los objetivos de la Unión Europea para reducir el impacto ambiental del transporte aéreo.

La ley también impulsa la creación y ampliación de zonas de bajas emisiones en las grandes ciudades, el desarrollo de infraestructuras para la movilidad eléctrica y el fomento de la movilidad activa, especialmente el uso de la bicicleta y los desplazamientos a pie, mediante la mejora del espacio urbano y la seguridad vial.
Descarbonización y cohesión territorial
Según el Ministerio de Transportes, la ley permitirá avanzar hacia una movilidad “más limpia, segura, conectada y equitativa”, garantizando que el transporte público se consolide como columna vertebral de la movilidad urbana e interurbana. Además, el texto refuerza la planificación coordinada entre administraciones para asegurar la cohesión territorial y mejorar el acceso a servicios de transporte en áreas rurales o de baja densidad.
El ministro de Transportes, Óscar Puente, ha celebrado la aprobación de la norma, destacando que “España da un paso de gigante hacia la movilidad del futuro, garantizando las necesidades de desplazamiento de los ciudadanos y contribuyendo a los objetivos climáticos europeos”.
Próximo paso: el Senado
Tras su aprobación en el Congreso, la ley deberá ser ratificada en el Senado antes de su entrada en vigor definitiva. Con esta norma, el Gobierno busca situar a España entre los países líderes en materia de movilidad sostenible, alineando su marco legislativo con los objetivos europeos de neutralidad climática y transición ecológica.
La ley de movilidad sostenible supone así el inicio de una nueva etapa para el transporte en España, donde la sostenibilidad, la eficiencia y el derecho a moverse se consolidan como pilares fundamentales del futuro modelo de movilidad.





